martes, 12 de enero de 2010

Las boleadoras


Fueron tan importantes en la cultura gauchesca como para recibir el nombre de Tres Marías.

De entre todos los utensilios para caza o armas utilizados en la campaña, ninguno más característico, más propio, más diferencial que la boleadora. Junto al chiripá, la bota de potro y el poncho, constituyen los cuatro ángulos más salientes y aparentes de su personalidad exterior. Los españoles - y los europeos en general - desconocían totalmente su uso.

Es herencia cultural que las tribus autóctonas sudamericanas de la región platense dejan al gaucho, ese europeo rebarbarizado que, enfrentado con un paisaje nuevo, hostil, en muchos aspectos regresa y a la vez se adapta a él.

Su zona de influencia en Argentina se ubica en las regiones sureñas y pampeanas mesopotámicas y litoráneas y en las llanuras verdes.

Los indígenas utilizaban la de una sola bola. La que normalmente utilizó el gaucho - desde el s. XVIII en que adquirió su máxima jerarquía - para capturar el ganado de talla y más tarde en la guerra fue la de tres bolas, cuyo origen no es fácil determinar, aunque existe una inclinación general para considerar que se trata de un invento rural basado en la boleadora de dos ramales de los indígenas y no de una herencia cultural de éstos. También se la denominó "bola de potro", "potreadora" o 'Tres Marías", en contraposición con la de dos ramales o "avestrucera" o "ñanducera". La constituían dos bolas de igual peso y tamaño y una más pequeña que se mantenía en la mano antes del lanzamiento.Se hallaban confeccionadas internamente con piezas esféricas: piedras indias o cantos rodados, madera dura, metal (hierro, bronce, plomo), cuerno (guampa) moldeado y relleno con plomo. Las de piedra salvo el caso de usarse piedras indias, se aforraban de cuero crudo del garrón, bolsa de testículos de toro y otras veces de lagarto.


En las guerras civiles continuó siendo arma de primer orden de uso en la caballeria gaucha.

Bibliografía utilizada para este rubro, salvo excepciones que en cada caso se indican

Fernando O Assunçao: Pilchas criollas (Emecé, Bs. As, 1991)

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