martes, 12 de enero de 2010

La Lanza ó chuza



Su origen puede ser atribuído en primer lugar a las lanzas propias de la caballería española desde la conquista (chuzo es un palo armado con pincho de hierro) y, en segundo término, al desjarretador de la vaquería. El indio primero y el gaucho después, la llamaron Chuza.
Fue arma en las guerras desde principios del s. XIX hasta comienzos del siguiente.

Arrastradas por el caballo, atadas a los tientos del recado (de rastrillada), evitaban la boleada; cruzadas en tres y cubiertas por caronas y cueros formaron el bendito, carpa armada para el sueño en el campamento.

Las más comunes consistían en un palo o una tacuara y tenían sujeto en su extremo, como chuza una punta de hierro forjado o una hoja de cuchillo de marca mayor o una hoja de tijera de esquilar o de tusar.


Su largo variaba entre 2 y 2,80 m (tropa) o hasta 3,50 m. (jefes). Cuando la chuza era propiamente una punta de lanza, ésta era de acero o hierro forjado y tomaba la forma de un estilete de filos iguales, muy alargado o la de la palometa, a veces se forjaba en una sola pieza, on su moharra (media luna con las puntas hacia arriba o hacia adelante (según la posición de la lanza) que aumentaba su efecto desgarrante y servía para parar los golpes de lanza del adversario. Otras veces la moharra se forjaba separadamente y se enastaba en el punto de unión de la chuza con el astil.

Un decreto del 10 de agosto de 1810 la estableció como arma de dotación normal para la caballería

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